iBATHWATER
Proyecto demostrativo a escala real para mejorar la gestión integrada del drenaje urbano y reducir los impactos sobre los sistemas naturales acuáticos de las aguas pluviales urbanas no tratadas. Las ciudades piloto son Barcelona y Berlín.
El sistema de drenaje urbano y el alcantarillado tienen como función recoger las aguas residuales, pluviales y de corriente superficial urbanas. Cuando el sistema es de tipo unitario, transporta en los mismos conductos todas estas aguas. Una vez llegan a las plantas depuradoras, se tratan para eliminar los sólidos en suspensión y la carga contaminante antes de ser devueltas al medio natural (espacios fluviales o lacustres, o zonas costeras).
La gestión sostenible de estas aguas contribuye a cerrar el ciclo antrópico del agua, garantizar la salud pública y reducir la carga contaminante que llega al medio. Ahora bien, durante los episodios de lluvias intensas o prolongadas el volumen de agua puede superar la capacidad del sistema de alcantarillado o la de las plantas depuradoras, y las aguas pluviales no tratadas pueden acabar descargándose directamente en el medio.
Este vertido tiene un efecto negativo sobre los ecosistemas acuáticos, ya que la contaminación que llega afecta a la calidad fisicoquímica y microbiológica. La degradación ambiental también puede incidir sobre la salud humana, dado que las playas y los cauces de los ríos son espacios de ocio.
En grandes ciudades como Barcelona y Berlín —las dos ciudades participantes en el proyecto—, contar con sistemas de gestión integrada del drenaje urbano permite anticiparse a los riesgos y ofrecer las máximas garantías sanitarias.
iBATHWATER y los ODS
Uno de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, impulsados en el 2015 en el marco de la Nueva Agenda Mundial, señala que “hay que garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos” (objetivo n.º 6), contando con la participación activa de las comunidades locales en la mejora de la gestión.
Este objetivo, sin embargo, no es un reto aislado del resto (diecisiete en total), sino que tiene que ser valorado de manera transversal para construir un relato que integre todas las perspectivas: ambiental, social, económica y de salud pública.